
Perdida en mis pensamientos, en un espacio cualquiera, en un tiempo impreciso, en una circunstancia pasajera....siempre me relaja un suspiro.
Con situaciones estresantes, agobiantes y de difícil solución, utilizo el suspiro para el alivio.
Si me invaden los recuerdos y la nostalgia me supera, suspirando busco el olvido.
Pero de todos ellos, prefiero los suspiros del corazón, son mucho mas anhelados, mas profundos, mas sinceros....
Dicen que el suspiro es una especie de relajación para el alma, porque libera una cantidad enorme de energía, que a la vez te llena de tranquilidad y felicidad. Es un ciclo, donde la materia se transforma continuamente.
EL SUSPIRO es creado por cada persona a su manera y según circunstancias hace que toda la tensión desaparezca, y tan solo es aire que sale de los pulmones, pero éste funciona como un bálsamo, y el cerebro se alivia, se relaja. Sentimos el consuelo de unos pulmones vacíos y una mente en blanco y nos quedamos en paz.
Suele suceder al final de una serie de pensamientos o sensaciones que producen una especie de tensión. Antes del suspiro estamos tristes, preocupados, emocionados, excitados, ensimismados en algo que nos contractura el alma. En un momento dado toda esa tensión se resuelve, encuentra la salida, y el suspiro permite el desahogo; sin darnos cuenta de lo que está pasando, de pronto hacemos una inspiración profunda que nos libera.
Se dice que la vida comienza y termina de la misma manera CON UN SUSPIRO.
Estoy segura que muchas obras a lo largo de la historia han arrancado suspiros al ser admiradas, quizás por ello todo museo pide silencio, para así poder oir entre sus paredes el sonido de éstos.
Dificil elección enlazar con tan solo una de ellas, pero si me sitúo a finales del siglo XVIII y tengo ante mi “LA MAJA DESNUDA”.... , una de las más célebres obras de FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES, no se trata de un desnudo mitológico, sino de una mujer real, contemporánea a Goya. Obra mítica y polémica, tanto por la fecha de su realización como por la figura que refleja, relacionada tradicionalmente con la duquesa de Alba, aspect

o muy discutido también.
Esta obra es audaz y atrevida para su época, más aún, es la primera obra de arte (conocida) en la cual aparece pintado el vello púbico femenino, lo cual resalta el erotismo de la composición.
Cabe destacar la particular luminosidad que Goya da al cuerpo de la desnuda, contrastando éste con el resto del ambiente y resaltando las atípicas pinceladas (éstas no son tan largas como acostumbraba el artista) que dan a la dama calidad tersa y aporcelanada, casi de esmalte; por supuesto no pasa desapercibida la típica expresividad que el maestro sabe dar a los ojos.
Enigmáticos suspiros de diferentes personalidades hicieron que en 1807 Fernando VII confiscara la obra a su entonces propietario Manuel Godoy y en 1814 La Inquisición mandó comparecer a Goya ante sus tribunales por haber pintado las Majas, concretamente a “La maja desnuda” se la calificó de pintura obscena, curiosamente el asunto fue sobreseído gracias a la intervención de un personaje poderoso el cardenal don Luis María de Borbón, no obstante la pintura quedó depositada fuera de la vista del público prácticamente hasta inicios del siglo XX.
FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES, Pintor y grabador español, gran observador de las condiciones sociales de su época, cuyo carácter pictórico y colorido anunciaron la inminente llegada de la modernidad, es considerado una de las personalidades artísticas más desgarradas y fascinantes del siglo XVIII.
Por un lado hizo carrera como pintor de cámara de la casa real española y como retratista de la nobleza y de la alta burguesía, y por otro, se manifestó sobre todo en su obra gráfica, como un ingenioso crítico de los abusos sociales y como acusador del fracaso humano. Esta dualidad entre la producción artística y la ideología política acompañó a Goya el resto de su vida.
Cuantos suspiros reveladores emanan de sus “Caprichos” en los cuales el artista intentó descubrir en sus imágenes, haciendo uso para ello del efecto ilustrador de la caricatura, las extravagancias, necedades, engaños y vicios de la sociedad, así como sacar a la luz la ignorancia y la vacuidad del individuo.
Suspiros desgarradores se plasman en su cuadro “Los fusilamientos del 3 de mayo de 1808” una de las obras más famosas del pintor aragonés. Representación de la guerra, analizada desde la perspectiva de las víctimas.
Me queda un suspiro alentador al pensar que tengo en mi tierra huellas de uno de los grandes pintores de la historia, quizás mañana me acerque a La Basílica del Pilar y disfrute con su obra o me acerque al Monasterio de la Cartuja de Aula Dei y visite el friso de esas grandes pinturas al óleo....como en otras ocasiones tengo la suerte de poder admirar y suspirar...

SUSPIROS
ÓLEO SOBRE LIENZO
80 X 80 cm