PRIMAVERAAcuarela
Parece que con la primavera vuelve el color y también, aunque tímidamente, comienza el calor.
Parece que con la primavera aparece el buen humor y viene acompañado con días mas largos, llenos de luz y con un poco más de ilusión.
Parece que con la primavera llega un respiro de aire fresco tras un largo invierno lleno de encierro y de frío. Estación deseada y muy apreciada, vivida con impaciencia y revolución, constantemente observada, inspiración de poetas, ciclo de creatividad para los artistas, preludio del verano y refugio de los enamorados.
La primavera es la época del año en que se manifiestan más evidentemente los procesos de nacimiento y de crecimiento en cualquier forma de vida, el aspecto de los árboles, de los parques, de los estanques, de las plazas, de los lugares, de las personas comienzan a cambiar; se llenan de flores, de césped verde, de animales, de niños, de gente, de sonrisas, de paseos, de idas y venidas, de preparativos, de cambios...
El movimiento de la primavera es ascendente y hacia el exterior, es el inicio del ciclo vital y nosotros debemos empezar a mover nuestra energía, toda aquella que hemos estado aletargando durante el duro invierno, es hora de salir a la luz, de crecer, de sentir, de pasear, de vivir, de ver, de ilusionarse, de amar, de enamorar, de dejar de pensar y...disfrutar.

Recorrí durante toda una mañana, sin descanso, un 10 de Mayo la Galeria de los Uffizi en Florencia, aquella primavera me faltaba tiempo para poder empaparme de todo lo que la historia del arte me brindaba como un regalo y me permití el lujo de observar durante largos minutos
“La Primavera” obra maestra del genio indiscutible SANDRO BOTTICELLI; me sorprendió el oscuro bosque que hacía resaltar las esbeltas figuras femeninas, que simbolizan la fertilidad y la renovación, el vestido de Flora decorado con abundantes flores, y Cupido representado con los ojos vendados para dar fe el proverbio según el cual “el amor es ciego”.
Curiosos colores los de la primavera para Botticelli, el gris plateado, el rojo y el verde, cuidadosamente equilibrados, estos le dan a la escena un aire de gran sensualidad.
El significado exacto del cuadro ha sido objeto de interminables debates, aunque las figuras son identificables: a la derecha Céfiro (viento del oeste) persigue a la ninfa Cloris, la cual, poseída, se transforma en Flora (la Primavera ) y esparce flores por el mundo; a la izquierda, las tres Gracias (la belleza, el encanto y el júbilo) ejecutan una danza, mientras Mercurio dispersa las nubes con su bastón alado y entretando en el centro, Venus (diosa del amor) y Cupido observan.
SANDRO BOTTICELLI fue uno de los más grandes maestros del Renacimiento. Nació en Florencia, pero su fama traspasó los límites de la ciudad y fue llamado por el papa Sixto IV para colaborar en la decoración de la Capilla Sixtina. Sus mecenas más importantes fueron los Medici, la poderosa familia que gobernaba Florencia, para quienes creó sus dos obras más célebres, El nacimiento de Venus y La Primavera. Dichas pinturas reflejarán el clima cultural de la época, que unía el amor por el pasado, el gusto por la belleza y la búsqueda filosófica, éstas supusieron una importante novedad en la historia de la pintura, por primera vez temas profanos son tratados con la misma dignidad que los retablos religiosos.
Botticelli tenía fama, entre sus contemporáneos, de ser un gran dibujante y apreciaban su trazo fluido, lineal y delicado. El aspecto más admirable del estilo del maestro florentino, es la tendencia hacia un dominio absoluto de la línea, tan sutil y precisa como para transmitir el efecto de un tejido transparente, transformar una aureola en una filigrana dorada o reproducir la página de un libro con tal nitidez, que el observador puede leer cada palabra. Tanto si tenía que pintar un ángel o una Virgen, como una diosa pagana o un retrato contemporáneo, Botticelli cuidaba siempre la belleza de los cabellos, dibujados con gran delicadez y pintados mechón a mechón; en algunas ocasiones para dar mayor brillo a los cabellos trazaba finas líneas con pintura preciosa de oro, recuerdo tal vez de su pasado como orfebre.
Gran don el de la creación artística para un humano como el maestro Botticelli y tratado con sabiduría, técnica y delicadeza hace que unos minutos observando su obra te parezca que ésta te envuelve con su sutileza, sensualidad y realismo...volveré a Florencia.
Aprovechando que es primavera, os presento en este post tres de mis primeras acuarelas:
AMAPOLAS Y LIRIOS

PRIMERAS AMAPOLAS